Escrito por: Sara Sánchez
Introducción:
Este proyecto surge de las opiniones y experiencias de los alumnos y alumnas con los que trabajo, de la urgente necesidad para garantizar su seguridad en comunidades que toman a la ligera lanzar tiros al aire sin pensar que esas balas no se desintegran, por el contrario, llegan a las personas. Afortunadamente en la localidad donde se encuentra la escuela no han sucedido pérdidas que lamentar, pero no quiero esperar a que una de esas noticias llegué o peor aún que sea un de los alumnos o alumnas la futura víctima.
Proyecto: No más balas perdidas
Marco teórico y metodológico:
“Si bien lo sabemos, la Ley de Gravedad del físico Isaac Newton es sencilla: «TODO LO QUE SUBE, TIENE QUE BAJAR, INCLUIDA UNA BALA PERDIDA». En nuestros días, es muy habitual que las personas efectúen disparos al aire, ya sea en señal de “festejo” pero sabemos que éste tipo de celebraciones culmina en consecuencias fatales.
Si disparas un arma de fuego al aire, la bala viajará hasta 1,6 km hacia lo alto (dependiendo del ángulo de disparo y de la potencia del arma). Una vez que alcanza su apogeo, la bala caerá. La resistencia al aire limita la velocidad, pero las balas se diseñan para ser altamente aerodinámicas, de modo que la velocidad es bastante letal si llega a impactar contra una persona.
Por lo general, se necesita que un proyectil de arma de fuego, alcance una velocidad entre los 60 y 70 m/seg para causar una lesión en nuestro organismo, se estima que se necesita una velocidad de entre 100 a 120 m/seg para atravesar con facilidad un hueso de nuestro cuerpo.
Es por esto, que se convierte en algo muy peligroso y alarmante, debido a que se pone en riesgo la vida de personas inocentes que mueren por el impacto o por la gravedad de la herida, tan solo un rato de diversión de otros, no solo es una bala perdida, sino una vida perdida.
Que, si bien es cierto, difícilmente se podrá erradicar, pero sí se pueden reducir en gran parte al difundir este tipo de información.
«POR TU SEGURIDAD Y POR LA DE LOS QUE MÁS AMAS, NO REGALES UNA DESGRACIA A UNA FAMILIA»”(Gobierno Municipal de Ciudad Fernández,2019).
“América Latina y el Caribe no es una región ajena a la violencia con armas de fuego. En la región se concentra el 27% de todos los homicidios a nivel global, teniendo únicamente el 9% de la población mundial. A nivel global, el 46.3% de los homicidios son cometidos con armas de fuego y este porcentaje es incluso mayor en América Latina y el Caribe. Las armas de fuego están presentes en el 69% de los homicidios en Centroamérica y en el 65% y 53.7% en el Caribe y Suramérica, respectivamente. Con tales niveles de violencia armada aumenta la probabilidad de que algunas balas disparadas no impacten su destino previsto y terminen hiriendo y matando a personas inocentes. Este fenómeno se conoce comúnmente como ‘balas perdidas’, aunque lamentablemente lo que en realidad se pierde son vidas(UNLIREC,2016)”.
Los menores de edad (menores de 18 años) representaron el 43% de las víctimas de balas perdidas, mientras que los adultos jóvenes (entre 18-29 años) representaron el 18%. Esto significa que el 61% de todas las víctimas de balas perdidas fueron jóvenes menores de 30 años. Similarmente, el estudio anterior había concluido que el 45% de todas las víctimas de los casos documentados habían sido menores de edad y el 21% adultos jóvenes, representando así el 66% de todas las víctimas de balas perdidas de la muestra analizada”
“Sobre la base de años de experiencia brindando asistencia técnica en control de armas a los Estados Miembros, UNLIREC considera que la mejor manera de hacer frente a la violencia armada en general, y a las balas perdidas en particular, es integrar las medidas de control de armas y de reducción y prevención de la violencia armada como parte integral de políticas de seguridad ciudadana y marcos de prevención del crimen y de la delincuencia. Esto es de sentido común en un contexto donde la mayoría de los homicidios, lesiones y delitos son cometidos con armas de fuego.
En cuanto al control de armas pequeñas, estas medidas incluyen:
(a) establecer controles sobre el comercio legal de armas y municiones;
(b) equipar y entrenar a las fuerzas policiales para intervenir e investigar los casos de tráfico ilícito de armas y de violencia armada;
(c) asegurar los arsenales y depósitos de armas de fuego y municiones, tanto nacionales como privados, con el fin de evitar robos y desvíos de armas; y
(d) establecer leyes y políticas claras y aplicables con respecto a la tenencia y al uso de armas de fuego.
En cuanto a las políticas públicas de reducción de la violencia armada, los Estados y los gobiernos locales deben tener en cuenta las medidas para prevenir la convergencia de múltiples factores de riesgo (armas de fuego, drogas, alcohol y jóvenes), y los programas voluntarios de recolección de armas, zonas libres de armas y mecanismos de resolución de conflictos a nivel local, entre otros.
Adicionalmente, se podrían adoptar medidas específicas para abordar directamente el 23% de los casos de balas perdidas. Es decir, el 14% de los incidentes que estuvo relacionado con intervenciones legales más el 9% de los casos que estuvo relacionado con los tiros al aire/disparos alegres. Esto, con base en los datos documentados en este estudio, podría haber salvado aproximadamente a más de 180 personas de la muerte, lesiones y/o trauma psicológico.
Los casos de muertes y lesiones más evitables son aquellos causados por disparos al aire o disparos alegres, lo que representó el 9% de los casos documentados en este estudio. Muchos países de América Latina y el Caribe no cuentan con leyes que penalicen este comportamiento.
UNLIREC recomienda que los Estados que no cuenten con leyes que penalizan los disparos al aire, consideren, particularmente en contextos urbanos, adoptar pronto medidas legislativas en estos temas. Igualmente es recomendable que dicha legislación vaya acompañada de campañas públicas de sensibilización y educación y se centre en las épocas de festejo y celebración, así como en eventos deportivos para hacer frente a los aspectos culturales de este comportamiento”(UNLIREC,2016).
“Venezuela
3 de octubre de 2015 (violencia de pandillas) Un niño de dos años de edad murió por una bala perdida mientras jugaba en la sala de su casa. La bala fue disparada durante un enfrentamiento entre pandillas en el sector El Plano, San Casimiro, del estado Aragua”. Fuente: La Patilla (Balas Perdidas II: Análisis de Casos de Balas Perdidas Reportados en Medios de Comunicación en América Latina y el Caribe (2014 – 2015)
Guatemala
“24 de noviembre de 2014 (origen desconocido) Una niña de dos años de edad fue herida por una bala perdida cuando dormía en su residencia en Chimaltenango y la bala atravesó el techo de su vivienda. El hecho se registró alrededor de las 10.00 p.m. Se desconoce el origen del disparo”.
Fuente: La Prensa Libre http://www.prensalibre.com/chimaltenango/Nina-dos-anos-herida-bala-perdida-El-Tejar-0-1255074569
La Tabla 2 expone los números de incidentes identificados como balas perdidas por país en el monitoreo de medios:
“Es posible que los países con mayores números absolutos de homicidios tiendan a generar un número alto de reportajes sobre balas perdidas en los medios de comunicación nacionales. También es posible que los niveles de urbanización y la existencia de ciudades intermedias impliquen una mayor presencia de medios de comunicación en línea a nivel local.
En general, el número de habitantes por país, el número absoluto de homicidios, la existencia de medios de comunicación en línea y la rigurosidad del periodismo en reportar este tipo de casos, son factores que pueden ayudar a explicar la cantidad de casos documentados en Brasil, México y Colombia, según lo expuesto en la Tabla 2.
Por otro lado, Argentina y Perú, países con tasas de homicidio relativamente bajas, reportan un número de casos por balas perdidas relativamente alto. Esto se puede deber a que los medios de comunicación encuentren impacto mediático al reportar casos de balas perdidas y a la percepción de inseguridad en cada país.
Por el contrario, los medios de comunicación de un país con tasas de homicidio relativamente altas, pueden encontrar menor valor mediático en los casos de balas perdidas y optar por no reportarlos, sobre todo si se trata de lesiones únicamente. Esta última posibilidad podría ayudar a explicar el número de casos reportados en El Salvador, Jamaica y/o Venezuela.
Por último, es importante recalcar que este estudio solo expone los casos de balas perdidas encontrados en medios de comunicación en línea y no emite ni sugiere una proyección u opinión acerca del número real de casos de balas perdidas en la región” (UNLIREC,2016).
Planteamiento de la problemática:
La escuela en donde trabajo actualmente está entre los límites de una zona rural y urbana del municipio de Ecatepec, es muy frecuente la problemática de los tiros al aire por las fiestas patronales o los índices de delincuencia, los alumnos de 3° grado comentan que con frecuencia han escuchado balazos por la noche, expresan que sienten miedo e incluso que algunos familiares tienen esta costumbre. Estudiantes que explican que sus techos son de lámina y en ocasiones pierden el sueño cuando llegan a escuchar detonaciones de armas por la noche.
Cómo parte del programa de mejora continua la escuela aplica protocolos de protección civil y escuela segura, algunas de las acciones que se llevan a cabo son los simulacros por sismos, incendios o balaceras a fin de preparar a los alumnos y alumnas en caso de que estas situaciones se presenten.
Objetivo general y metas:
Que los estudiantes y sus familias logren aplicar protocolos de seguridad ante los tiros libres y a su vez generen conciencia en sus familias y comunidad a fin de disminuirlos o erradicarlos.
Metas:
- Que el 100% de las familias logren concientizar a sus redes de crianza a fin de practicar medidas de seguridad en los festejos y resguardar la integridad de la comunidad en general.
- Que el 100% de la matrícula escolar participe en los simulacros por sismos, incendios y balaceras incluyendo a los comités de seguridad y padres de familia.
- Capacitar al 100% de los docentes, directivos y miembros de los comités para aplicar protocolos y primeros auxilios.
- Que el 100% de la comunidad cuente con números telefónicos y redes de apoyo en caso de una emergencia.
Instrumentos para analizar necesidades:
Los instrumentos para recuperar información son las encuestas, entrevistas y mapas de empatía.
Hipótesis y variables.
La carencia de una cultura de la prevención en las familias y comunidad conduce a la inseguridad de los estudiantes
Herramientas para ejecutarla:
Por las características del nivel y el impacto que se requiere en este proyecto se va a aplicar la investigación-acción, encuestas, entrevistas, mapas de empatía, campañas de concientización en donde los alumnos y familias juegan un rol protagónico, capacitaciones de protección civil y la cruz roja, talleres con personal de seguridad pública, gestiones y oficios para solicitar la capacitación, etc.
Recursos y presupuesto:
Se estima un gasto de $30,000 pesos para costear los cursos, manuales, materiales para las campañas, impresiones, recarga de extintores, pintado de rutas de evacuación, impresión de directorios, etc.
Mapeo del procedimiento de intervención:
Este proyecto se va a realizar con instancias de gobierno al servicio público a fin de tejer redes de seguridad para los estudiantes, sus familias y la comunidad. Los protagonistas del proyecto son los alumnos, alumnas, familias y la comunidad en colaboración con el personal docente, directivo, de protección civil y seguridad pública.
Indicadores de evaluación y seguimiento
Los indicadores serán de calidad y eficacia, por ejemplo:
- En qué porcentaje se lograron disminuir los tiros libres en la comunidad a partir de las campañas de concientización en las familias.
- Qué porcentaje de la comunidad educativa sabe aplicar los protocolos de seguridad.
- Qué comentarios hacen los niños durante la aplicación de este proyecto y al cierre, cuál es su percepción, bajo el índice de tiros libres en su comunidad, cómo se sienten.
Conclusión:
Normalizar las violencias es una mala costumbre, que niños de corta edad comenten con naturalidad la frecuencia con la que escuchan disparos por su casa no debería ser un tema de conversación, sin embargo, lo es, es muy sabia esa frase; mejor prevenir que lamentar y en efecto no quiero lamentarme, en esta labor me han tocado el corazón varios alumnos y alumnas por los que en verdad me hubiese gustado hacer más, este proyecto tiene esa intención, ir más allá, tocar aprendizajes fundamentales que les sirven para vivir y construir sociedades más empáticas, conscientes, diversas y prospectivas.
Fuentes:
Chamalé, V. (2014). La Prensa Libre http://www.prensalibre.com/chimaltenango/Nina-dos-anos-herida-bala-perdida-El-Tejar-0-1255074569
Gobierno Municipal Ciudad Fernández, (2019). Balística ¡el peligro de disparar al aire! Recuperado de: https://cdfdz.gob.mx/seguridad-publica/balistica-el-peligro-de-disparar-al-aire/
La tipología de la violencia armada de este estudio fue adaptada al contexto de América Latina y el Caribe pero se basa en la tipología establecida en: Global Burden of Armed Violence, 2011, Lethal Encounters, Geneva: Geneva Declaration on Armed Violence, Geneva: 2011.
Naciones Unidas. (2016). Balas Perdidas II: Análisis de Casos de Balas Perdidas Reportados en Medios de Comunicación en América Latina y el Caribe (2014 – 2015). UNLIREC. (Balas Perdidas II: Análisis de Casos de Balas Perdidas Reportados en Medios de Comunicación en América Latina y el Caribe (2014 – 2015)
UNLIREC, (2016). Balas Perdidas II: Análisis de Casos de Balas Perdidas Reportados en Medios de Comunicación en América Latina y el Caribe (2014 – 2015).Recuperado de: http://unlirec.screativa.com/wp-content/uploads/2018/04/Balas_Perdidas.pdf